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El vínculo invisible: Cómo el estrés y la ansiedad agravan la gastritis y las úlceras gástricas
Escrito por: Inma Comunity
28/02/2025

La interrelación entre la salud mental y las enfermedades gástricas, como la gastritis y las úlceras gástricas, ha sido objeto de creciente interés en la medicina moderna. La comprensión de cómo los trastornos emocionales y psicológicos pueden influir en la aparición, exacerbación y cronicidad de afecciones gastrointestinales revela un complejo entramado de mecanismos biológicos y conductuales. Este artículo aborda los principales factores que vinculan la salud mental con las enfermedades gástricas, con un enfoque en los mecanismos fisiopatológicos, la evidencia científica actual y las estrategias terapéuticas para una gestión integral.
- Mecanismos biológicos que vinculan estrés y enfermedades gástricas
1.1. Efectos del estrés en la fisiología gástrica
El estrés psicológico, ya sea agudo o crónico, activa una respuesta fisiológica compleja que involucra el sistema nervioso autónomo (SNA) y el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA). Esta respuesta del cuerpo ante el estrés, conocida como la «respuesta de lucha o huida», implica la liberación de hormonas como la adrenalina y el cortisol, que afectan negativamente el sistema digestivo.
El cortisol, una hormona clave en la respuesta al estrés, incrementa la producción de ácido gástrico en el estómago, lo que puede conducir a una irritación del revestimiento gástrico. En condiciones normales, la mucosa gástrica está protegida por una barrera de bicarbonato y mucosa que neutraliza el ácido, pero en situaciones de estrés crónico, la función de esta barrera se ve comprometida. La exposición continua a niveles elevados de ácido gástrico puede inducir inflamación, lo que favorece el desarrollo de gastritis y aumenta el riesgo de úlceras gástricas, particularmente en individuos predispuestos.
1.2. Alteración de la motilidad gástrica y la permeabilidad intestinal
El estrés también afecta la motilidad gástrica, aumentando el vaciamiento retardado del estómago, lo que genera una mayor presión intragástrica. Este retraso en el vaciamiento puede contribuir a una mayor exposición del revestimiento gástrico a los efectos nocivos del ácido, aumentando la probabilidad de lesiones en la mucosa.
Por otro lado, el estrés crónico puede modificar la permeabilidad intestinal, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones gastrointestinales, incluida la infección por Helicobacter pylori, un factor clave en el desarrollo de úlceras gástricas. La alteración de la barrera intestinal puede permitir el paso de agentes patógenos y toxinas al torrente sanguíneo, lo que favorece la inflamación sistémica y contribuye al desarrollo de úlceras y gastritis.
2. Rol de la depresión y la ansiedad en la patogénesis gástrica
2.1. Inflamación sistémica y la conexión con el eje microbiota
La depresión y la ansiedad son trastornos emocionales que no solo alteran el estado de ánimo, sino que también tienen un impacto directo sobre la función gastrointestinal. Se ha demostrado que los pacientes con trastornos psicológicos tienen una mayor carga inflamatoria sistémica, lo que puede influir en el desarrollo de enfermedades gástricas. En particular, la depresión se asocia con un aumento de la producción de citoquinas proinflamatorias como la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), que pueden incrementar la susceptibilidad a la inflamación gástrica y la lesión de la mucosa.
La conexión entre el sistema gastrointestinal y el cerebro, conocida como el eje microbiota-intestino-cerebro, también juega un papel clave. La disbiosis intestinal (alteración en la composición de la microbiota intestinal), que es común en pacientes con trastornos psiquiátricos, puede tener efectos adversos sobre la salud gástrica. La alteración en la microbiota puede afectar la producción de neurotransmisores y la regulación de las respuestas inflamatorias, lo que aumenta la vulnerabilidad a trastornos gástricos como la gastritis y las úlceras.
2.2. Ansiedad, dolor abdominal y aumento de la percepción de los síntomas gástricos
La ansiedad crónica también está estrechamente relacionada con el aumento de la percepción del dolor abdominal y la exacerbación de síntomas gastrointestinales. Los trastornos de ansiedad inducen una mayor sensibilidad a los estímulos dolorosos en el tracto gastrointestinal, un fenómeno conocido como hiperalgesia visceral. Este fenómeno puede hacer que los pacientes perciban más intensamente los síntomas de la gastritis o las úlceras, contribuyendo a una espiral de malestar físico y angustia emocional.
3. El impacto de los medicamentos psicotrópicos en la salud gástrica
El tratamiento farmacológico de los trastornos emocionales, como los antidepresivos y ansiolíticos, también puede tener efectos significativos en la salud gástrica. Algunos medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pueden inducir efectos secundarios gastrointestinales, como náuseas, dispepsia y, en casos más graves, úlceras gástricas. Estos medicamentos alteran los niveles de serotonina, un neurotransmisor que no solo regula el estado de ánimo, sino que también tiene un papel crucial en la motilidad gastrointestinal. El desequilibrio de la serotonina puede afectar el tono muscular gástrico y aumentar la vulnerabilidad a trastornos gástricos.
4. Estrategias terapéuticas integradas para el tratamiento de la gastritis y las úlceras gástricas en pacientes con trastornos psicológicos
4.1. Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico de las enfermedades gástricas debe ser considerado de manera holística en pacientes con trastornos emocionales. Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), los antagonistas H2 (receptores de histamina H2) y los antibióticos para erradicar Helicobacter pylori son terapias estándar para la gastritis y las úlceras. Sin embargo, es fundamental ajustar el tratamiento de acuerdo con la salud mental del paciente. En casos de depresión o ansiedad, se pueden prescribir medicamentos psicotrópicos, pero siempre con la supervisión médica para evitar interacciones adversas y efectos secundarios en el tracto gastrointestinal.
4.2. Enfoque psicosocial
El manejo del estrés es un componente esencial en el tratamiento de la gastritis y las úlceras en pacientes con trastornos psicológicos. Las terapias cognitivo-conductuales (TCC) han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la ansiedad y la depresión, y pueden ayudar a los pacientes a gestionar mejor el estrés y a modificar hábitos de vida que agravan los trastornos gástricos.
4.3. Intervención nutricional
La dieta también juega un papel importante en la gestión de estas condiciones. Dietas ricas en alimentos antiinflamatorios y probióticos, como frutas, verduras, yogur y alimentos fermentados, pueden ayudar a restaurar el equilibrio intestinal y reducir la inflamación gástrica. Además, la eliminación de factores dietéticos estresantes, como el alcohol, la cafeína y los alimentos muy grasos, puede ser crucial en la mejora de la salud gástrica y mental.
Conclusión
La interacción entre la salud mental y las enfermedades gástricas como la gastritis y las úlceras gástricas es un área compleja que involucra múltiples factores biológicos y psicológicos. El estrés crónico, la depresión y la ansiedad no solo alteran la función gástrica, sino que también aumentan la percepción de los síntomas, creando un ciclo negativo que puede dificultar la recuperación. Un enfoque terapéutico integral que aborde tanto los aspectos físicos como emocionales de la enfermedad es fundamental para mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida de los pacientes.
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