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Emergencias estivales en guardia: cómo actuar ante golpes de calor, intoxicaciones y picaduras
Escrito por: Inma Comunity
30/07/2025
El verano es sinónimo de vacaciones para muchos, pero también de sobrecarga asistencial para quienes permanecen al pie del cañón en el sistema sanitario. Las guardias estivales, especialmente en zonas rurales o costeras, exponen a los profesionales sanitarios a un aumento de casos vinculados al calor, a la vida al aire libre y a los desplazamientos. En este contexto, farmacéuticos, médicos, enfermeros y personal técnico deben estar especialmente preparados para reconocer, actuar y derivar adecuadamente ante tres urgencias veraniegas muy frecuentes: golpes de calor, intoxicaciones alimentarias y picaduras peligrosas.
1. Golpe de calor: una urgencia que no da segundas oportunidades
El golpe de calor es una emergencia médica grave que ocurre cuando la temperatura corporal supera los 40 °C y el cuerpo pierde la capacidad de regularse. Es más frecuente en ancianos, niños pequeños y personas polimedicadas o con enfermedades crónicas.
Signos de alarma:
- Piel caliente, enrojecida y seca (sin sudor)
- Confusión, desorientación, convulsiones
- Náuseas, vómitos, dolor de cabeza
- Pulso rápido, presión arterial baja
Actuación en guardia:
- Derivación urgente al 112 si hay afectación neurológica.
- En farmacia: iniciar medidas de enfriamiento mientras se espera asistencia (retirar ropa, aplicar paños fríos, ofrecer líquidos si está consciente).
- Revisión de medicación en pacientes crónicos: anticolinérgicos, diuréticos o beta bloqueantes pueden aumentar el riesgo.
Prevención desde la farmacia:
Cartelería y mensajes activos recordando la importancia de la hidratación, evitar la exposición solar en horas punta y revisar la medicación en pacientes vulnerables.
2. Intoxicaciones alimentarias: un clásico estival con riesgo de deshidratación
Las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias como Salmonella, E. coli o Campylobacter. Las intoxicaciones alimentarias suelen presentarse de forma abrupta y afectan especialmente a niños, ancianos y viajeros.
Síntomas comunes:
- Diarrea intensa (a veces con sangre), vómitos, fiebre
- Dolor abdominal tipo cólico
- Malestar general y signos de deshidratación
Actuación en guardia:
- En farmacia: valorar grado de afectación, recomendar soluciones de rehidratación oral (SRO), probióticos o antidiarreicos si procede.
- Derivar si hay signos de deshidratación severa, fiebre alta persistente (>38,5 °C) o diarrea con sangre.
- No usar loperamida en niños sin valoración médica.
Consejo profesional:
Informar sobre prácticas seguras de conservación, manipulación y transporte de alimentos. En zonas turísticas, detectar rápidamente posibles brotes (mismo grupo, mismo síntoma) y notificar.
3. Picaduras peligrosas: más allá de las reacciones leves
Aunque la mayoría de las picaduras de insectos o medusas se resuelven sin complicaciones, algunas pueden desencadenar reacciones alérgicas graves o infecciones secundarias.
Casos que requieren especial atención:
- Alergia sistémica a picaduras de himenópteros (avispas, abejas)
- Picaduras de medusa con reacción cutánea extensa o dolor severo
- Mordeduras de garrapatas (por riesgo de enfermedad de Lyme)
- Reacciones anafilácticas: urticaria generalizada, dificultad respiratoria, edema facial
Actuación en guardia:
- En farmacia: aplicar frío local, limpieza con antiséptico, antihistamínicos tópicos o vía oral.
- Tener preparado un protocolo de actuación y botiquín de urgencias en zonas de riesgo.
- Derivar con urgencia si hay síntomas respiratorios, afectación general o picadura en cuello, lengua o párpado.
Educación al paciente:
Campañas informativas sobre cómo actuar ante picaduras en la playa o montaña, uso correcto de repelentes, y cuándo acudir a la farmacia o al centro médico.
Recursos útiles para profesionales en guardia
- Tener a mano protocolos actualizados de actuación rápida (pueden imprimirse y colocarse en el área de atención).
- Formación básica del personal auxiliar sobre signos de alarma.
- Establecer canales de coordinación claros con el centro de salud o el 112 para casos que excedan la capacidad de la guardia.
- Revisar el stock de productos clave: SRO, antihistamínicos, corticoides, probióticos, antisépticos y protectores solares.
Conclusión: anticipación, criterio y colaboración
Las guardias de verano pueden poner a prueba la preparación clínica, la rapidez de respuesta y la resistencia emocional de los profesionales sanitarios. Disponer de protocolos claros, una actitud resolutiva y una comunicación fluida con el resto del sistema asistencial permite afrontar con solvencia las urgencias más frecuentes de esta época. El conocimiento técnico salva vidas, pero es la anticipación y la coordinación lo que marca la diferencia en los momentos críticos.
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