¿QUÉ ES EL SIBO?

Escrito por: LINA GRANELL
12/07/2023

Cada vez nos encontramos más y más pacientes diagnosticados de SIBO que acuden a nuestra oficina de farmacia, por eso es importante que sepamos qué es, identificar qué síntomas pueden tener los pacientes y cómo diagnosticarlo, y sobre todo, qué tratamiento seguir.

En condiciones normales, el intestino delgado no debe albergar bacterias, ya que es una zona dedicada a la digestión y absorción de nutrientes. Por el contrario, en el colon debemos encontrar una microbiota intestinal rica y diversa, llegando a 10-1012 UFC (Unidades Formadoras de Colonias).

Se considera sobrecrecimiento bacteriano (SIBO), “small intestine bacterial overgrowth”, al exceso de bacterias en el intestino delgado proximal, por encima de 105 UFC.

Actualmente, se han descrito hasta 4 clases de SIBO:

  1. SIBO de Hidrógeno: SIBO producido por un exceso de baterías productoras de hidrógeno.
  2. SIBO Metano o IMO (Sobrecrecimiento intestinal de metanógenos): SIBO producido por un exceso de arqueas. El gas producido por estas, es el gas metano.
  3. SIBO Sulfuro de hidrógeno: SIBO producido por un exceso de bacterias productoras de sulfuro de hidrógeno.
  4. SIBO Fúngico o SIFO (Sobrecrecimiento fúngico en el intestino delgado): SIBO producido por el crecimiento patológico de levaduras.

 

Causas de SIBO

Se pueden conocer hasta 15 causas o factores de riesgo más habituales por las que una persona puede desarrollar SIBO principalmente hidrógeno y metano son:

  1. Genética y constitución.
  2. Uso crónico de inhibidores de la bomba de protones, ya que reducen la formación de ácido en el estómago.
  3. Infección por Helicobacter pylori.
  4. Abuso de antibióticos y otros fármacos tales como quimioterapia, anticonceptivos, corticosteroides, AINEs, entre otros.
  5. Mala higiene bucal mantenida en el tiempo, favorece la alteración de la microbiota de la boca.
  6. Malos hábitos alimentarios como el abusar de alimentos ultraprocesados y alcohol, comer deprisa sin masticar bien y no permitir periodos de ayuno suficientes, de al menos 12 h entre cena y desayuno.
  7. Estrés crónico y factores psicoemocionales.
  8. Pacientes con hipotiroidismo.
  9. Tabaquismo.
  10. Intoxicaciones alimentarias.
  11. Déficit en la secreción biliar o pancreática.
  12. Alteración del sistema inmune intestinal.
  13. Celiaquía no diagnosticada ni tratada.
  14. Padecer endometriosis.
  15. Otras enfermedades como enfermedad de Crohn, divertículos, complicaciones de cirugías intestinales, Parkinson, enfermedad de Lyme, gastritis atrófica autoinmune…

 

Síntomas de SIBO

Que las bacterias colónicas migren de su hábitat natural, el colon, hasta el intestino delgado provocará molestias en la persona afectada. Las células del intestino competirán con las bacterias por conseguir alimento y esto provocará diferentes alteraciones:

A.  Alteraciones intestinales por la acumulación de gas, por la fermentación producida por bacterias y arqueas que ocasionarán molestias gastrointestinales:

  • Distensión y/o hinchazón abdominal, que empeora a medida que avanza el día.
  • Dolor abdominal.
  • Flatulencia.
  • Gases.
  • Náuseas y/o eructos.
  • Acidez.
  • Alteraciones del tránsito intestinal: estreñimiento o diarrea, o alternancia entre ambos.

B.  Derivadas de la producción de metabolitos tóxicos: al tener la microbiota aumentada, se incrementa la producción de citoquinas proinflamatorias, que dañan las microvellosidades de la mucosa intestinal causando inflamación en el intestino y malabsorción, por lo que hay riesgo de:

  • Deficiencias nutricionales, como el déficit de vitamina B12, vitaminas A, D, E y Fe.
  • Intolerancias alimentarias: fructosa, sorbitol, lactosa, histamina, gluten… en función de las enzimas y transportadores afectados.
  • Astenia, causada por los déficits nutricionales.
  • Pérdida de peso, provocada por la malabsorción y los síntomas gastrointestinales.
  • Riesgo aumentado de infección por Cándidas y otras levaduras.

C.  Como consecuencia de no atender ni tratar los síntomas anteriores durante largo periodo de tiempo: Se rompen las uniones entre los enterocitos produciendo permeabilidad intestinal, de forma que el contenido del intestino entra en contacto con el sistema inmunitario causando inflamación sistémica, aumentando la aparición de enfermedades autoinmunes, alergias, afecciones dermatológicas, neurológicas…

 

Diagnóstico de SIBO

La prueba principal, más rápida, menos invasiva y menos costosa que se realiza para el diagnóstico del SIBO es el test de aire espirado con lactulosa o lactitol. Consiste en soplar a través de una boquilla en unos tubitos para medir, cada 25 minutos durante 3-4 horas, la cantidad de hidrógeno y metano del aliento tras tomar el sustrato.

Los resultados sobre la cantidad de gas encontrado se presentan en forma de tablas y curvas, en donde en el eje horizontal se indica el tiempo transcurrido (en minutos) y en el vertical la cantidad de gas calculada en partes por millón (ppm). Suelen aparecer los dos gases en dos curvas separadas.

El hidrógeno y metano son gases producidos por la microbiota. Su elevación en la primera parte del test (los primeros 90 minutos) indica presencia de microbiota en el intestino delgado, por tanto, SIBO positivo:

  • SIBO positivo a hidrógeno (H2), cuando hay un aumento de 20 ppm o más de hidrógeno respecto al valor basal, antes del minuto 90.
  • SIBO positivo a metano (CH4) cuando hay un aumento de 10 ppm o más de metano en cualquier momento de la curva.

A la hora de interpretar las gráficas, es muy importante valorar los síntomas que se pueden producir o no durante la realización de la prueba. Para que se considere negativa, no debería haber síntomas durante la misma.

Es importante no haber tomado ningún antibiótico al menos 1 mes antes de la prueba, ni haber tomado probióticos 1 semana antes. Además, el día antes hay que realizar una dieta baja en compuestos fermentables, no comer nada al menos 12 horas antes y estar en reposo durante la prueba.

 

Tratamiento de SIBO

La tríada del tratamiento en el SIBO consiste en:

 

 1.  Tratamiento con antibiótico o con herbáceos.

El tratamiento médico habitual es con antibióticos farmacológicos y, para ello, es ideal tener el test de aire espirado, ya que en función de qué gas se eleva se opta por unos fármacos u otros. Otra opción, es empezar por un tratamiento más conservador, y recurrir al tratamiento con herbáceos con acción antibiótica:

Antibióticos farmacológicos:

Se emplean antibióticos de amplio espectro entre 7 y 14 días para corregir el SIBO. En muchas ocasiones, son necesarios varios ciclos de tratamiento.

  • SIBO por elevación de Hidrógeno (H2) suelen pautar Rifamicina.
  • SIBO por elevación de Metano (CH4) con o sin elevación visible de Hidrógeno (H2), suelen asociar dos antibióticos, Rifamicina + Neomicina / Metronidazol.
  • SIBO por Sulfuro de hidrógeno, el tratamiento es el mismo que en SIBO por metano.

Productos herbáceos con acción antibiótica:

Son especies botánicas con actividad bacteriostática, antifúngica o antiviral. Se pueden usar distintos extractos herbáceos solos o combinados, como: aceite de orégano, aceite de tomillo, berberina, alicina, ajenjo o artemisa, canela, entre otros.

Este enfoque terapéutico con antibióticos va orientado a corregir el sobrecrecimiento y restructurar el equilibrio de la microbiota, pero si no se actúa sobre la causa del SIBO, hay riesgo de recaídas, hasta en un 40-50% de los casos. Por eso es importante un TRATAMIENTO COADYUVANTE a los antibióticos, como:

  • Procinéticos farmacológicos o naturales.
  • Enzimas digestivas.
  • Probióticos.
  • Otros suplementos, en caso de déficits de nutrientes.

 

2.  Abordaje nutricional para adaptar la alimentación.

Al mismo tiempo que se inicie el tratamiento farmacológico, hay que abordar la alimentación. Por ello, tenemos que derivar también a un dietista-nutricionista especializado en disbiosis intestinal.

La dieta para el tratamiento del SIBO que mayor evidencia científica tiene es la Dieta baja en FODMAPsFermentable Oligossacharides, Dissacharides, Monossacharides and Poliols”, que limita el aporte de todos los azúcares fermentables que pueden ser usados por la microbiota como sustrato energético. Es importante explicar al paciente que, sin estar asociada a un tratamiento antibiótico o herbáceo, no erradicará el SIBO. Asimismo, no es una dieta para seguir de por vida, siendo el objetivo del tratamiento nutricional mejorar los síntomas digestivos, sabiendo qué alimentos y qué cantidades tolera una persona.

La dieta baja en FODMAPs consta de una FASE 1 estricta (4 semanas) en la que se debe valorar si ha habido mejora en los síntomas que presenta el paciente, debiéndose continuar con una FASE 2 de reintroducción de alimentos en la que se reincorporarán de forma progresiva los alimentos eliminados con el fin de identificar aquellos grupos de alimentos responsables de la recurrencia de síntomas gastrointestinales y que, por lo tanto, deberían restringirse a largo plazo. Finalmente, hay una FASE 3 de personalización.

 

3.  Gestión del estrés crónico.

El estrés crónico favorece la proliferación de las bacterias. Por ello, es fundamental tener en cuenta el descanso nocturno, sincronizar tus ritmos circadianos, así como aprender a gestionar cómo afrontar situaciones de tu día a día que te generan estrés crónico.

Puede ayudar el estar en contacto con la naturaleza, practicar ejercicio físico de forma regular, la meditación o la práctica de mindfulness… Pero si te necesitas ayuda y más herramientas para conseguirlo, habría que valorar acudir a un profesional como es un psicólogo/a.

 

 

Lina Granell Vidal

Farmacéutica. Dietista-Nutricionista

Facebook: Lina Granell Vidal, dietética y nutrición

Twitter: @linagranell

Instagram: @linagranellnutricion

Web: www.linagranellnutricion.com

 

Fecha de la última modificación01/08/2023

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