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Alguien se ha parado a pensar que la farmacia todavía tiene un amplio campo del que ocuparse, además de su misión imprescindible en el binomio salud-enfermedad. Hasta ahora la farmacia viene dando pasos importantes en encontrar su papel en el Sistema de Salud, y lo está consiguiendo: ahí está la Declaración de Córdoba de 2014 y las iniciativas de las principales sociedades científicas, pero queda un amplio campo por explorar en el terreno del bienestar que, como sabemos, forma parte de la definición de la OMS de la salud[1].
Aunque nuestras leyes se han centrado en el concepto de enfermedad, y la recuperación de la salud, es hora de que la farmacia dé un paso más y piense que bienestar forma parte también de ella.
En estos años, desde la farmacia hemos vivido de cerca la devaluación del “estado del bienestar”, y hemos sufrido en mayor medida que otros sectores los recortes, deducciones y descuentos, por lo que hemos tenido que considerar seriamente una evolución hacia el autocuidado.
Todas las farmacias, salvo las de facturación inferior a 300.000€, superan el 40% de sus ingresos a través de la venta libre. De entre estas ventas figuran muchos productos que ocupan la franja que va desde el alivio del malestar a la consecución de algún tipo de bienestar. Y de estos productos se beneficia el paciente, la farmacia, y la propia Administración que ahorra tratamientos financiados.
Muchos sectores se han venido aprovechando de la legítima aspiración humana por alcanzar el bienestar, en bastantes casos falseándola y pervirtiéndola. Esa falta de ética ha ocasionado en muchos farmacéuticos un rechazo que les ha hecho apartarse del bienestar como función propia, sustentada en argumentos científicos, algo que habría que recuperar.
Los farmacéuticos tenemos que abordar el concepto de bienestar como misión de futuro, tenemos que formarnos para separar los productos que de verdad contribuyen al bienestar de los que son promesas vacías, y todo ello, para avanzar en un campo, hasta ahora inexplorado, en el que podamos mejorar nuestra economía, ahorrar mediante nuestra actividad al Sistema Nacional de Salud y alcanzar una nueva vinculación emocional con los clientes, que vienen confiando en nosotros.
[1] «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization, Nº 2, p. 100), y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada desde 1948.
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