La divulgación nuestra de cada día

Escrito por: Elena Saiz Nadales
25/01/2016
Club de la Farmacia - Blog - Cultura

En la mayoría de los eventos de divulgación es raro encontrar presentaciones de farmacéuticos y más aún de farmacéuticos que trabajen día a día en una oficina de farmacia comunitaria. Esta observación ya la subrayé en septiembre cuando fui a Naukas 2015 y así lo comentaba en el post “Una farmacéutica en Naukas”, donde no solo contaba la experiencia, sino que me preguntaba donde estábamos los farmacéuticos que atesorando tanta ciencia no estábamos allí, divulgándola.

 

Es verdad, no estábamos en aquel espacio, pero es porque “los farmacéuticos en la oficina de farmacia, divulgamos a diario”.

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¿De verdad la oficina de farmacia es un espacio de divulgación científico-sanitaria y el farmacéutico un divulgador? ¡Por supuesto!, el farmacéutico es el agente sanitario más cercano y accesible a casi todos los pacientes. Sin cita, sin lista de espera, de trato cercano y con conocimiento científico-sanitario de garantía. No obstante, no somos conscientes de este hecho en toda su magnitud.

 

La labor de Atención Farmacéutica en la Farmacia Comunitaria permite diferenciar entre consejo farmacéutico, cuando actuamos como dispensador y divulgación científica, que es la que realizamos cuando acompañamos nuestro consejo con los conocimientos científicos que lo sustenta.

 

¿Qué diferencia ambas? Tradicionalmente el consejo se impartía desde una posición de autoridad, reconocida por quien lo recibe. Cuando abandonamos esa posición, explicamos los motivos y exponemos las evidencias detrás de nuestro consejo, este se convierte en divulgación. En este acto damos a nuestro paciente herramientas de conocimiento y reconocemos que su papel no es meramente pasivo. De hecho uno de los objetivos de esta divulgación es el empoderamiento del paciente.

 

Este acto de divulgación científico la llevamos a cabo a través de la educación y de la orientación sanitaria, de modo que transmitimos conocimientos sanitario suficientes para capacitar a las personas a participar en la gestión del su salud y por lo tanto seremos capaces de aumentar la cultura sanitaria de la población que atendemos.

 

La divulgación en la oficina de farmacia tiene unas características muy especiales:

 

  • No podemos prepararnos previamente cada uno de estos actos divulgativos, las personas se aproximan y nos hacen preguntas que a priori desconocemos.
  • El paciente acude a nosotros en busca activa de soluciones a un problema determinado que es importante para él.
  • Es un acto individual, nuestro auditorio es una sola persona, pero no un auditorio o un grupo, esto modifica nuestro modo de comunicar.
  • Todo está mediatizado por las condiciones (físicas, de formación, anímica…) de nuestro interlocutor.

 

A pesar de toda esa dificultad, la información que proporcionaremos a nuestros pacientes debe ser de calidad en una doble vertiente:

 

  • Necesitamos trasmitirla de un modo comprensible para nuestro interlocutor, para asegurarnos que la entiende.
  • Debe ser fiable, extraída de fuentes contrastadas y basadas en evidencia científica sólida. No deberíamos confiar en fuentes con intereses económicos. Hoy en día tenemos a nuestro alcance recursos bibliográficos y materiales suficientes para consultar y formarnos.

La divulgación es tal cuando confluye la buena ciencia con la buena comunicación. Podemos imaginar una dispensación activa de un antibiótico en la farmacia a la que un paciente acude preocupado con una patología determinada. Nuestra actividad siempre incluirá:

  • Informar acerca del tipo medicamento que va a usar (p.e. que es una penicilina).
  • Informar y detectar situaciones en las que el uso del medicamento podría ser un riesgo (p.e. alergia a penicilinas, toma de otros medicamentos…).
  • Informar de la posología adecuada, de normas especiales para la toma, de incompatibilidad con otros medicamentos que tome o con alimentos, posibles efectos secundarios, etc… .

 

Hasta aquí hemos completado el momento del consejo farmacéutico. Cuando le hablamos de finalizar adecuadamente su tratamiento pues de esa manera contribuye a la no aparición de resistencias o le explicamos por qué deber el paciente usar probióticos para evitar las diarreas y candidiasis secundarias a la toma de antibióticos, en ese momento estamos divulgando.

 

A través de esa acción hemos dotado a las personas que se han aproximado a la farmacia de suficientes elementos de juicio como para que ellos mismos tomen una decisión respecto de a su salud de modo fundamentado (p.e. evitar el abandono de un tratamiento antibiótico y efectos secundarios).

Debemos ser conscientes que mediante esta actividad estamos realizando un servicio a la sociedad, contribuyendo a elevar el nivel de educación sanitaria de nuestros pacientes. Un paciente mejor formado adquiere capacidad crítica que le permitirá cuidar mejor de su salud, facilitará el diálogo con el médico y evitará que caiga en manos de charlatanes pseudocientíficos. Estos conocimientos estarán allí acompañándole cuando busque en Internet o pregunte a otros profesionales o no acerca del problema de salud que le preocupa.

De la misma manera que son indudables los beneficios de esta divulgación científico-sanitaria sobre nuestro pacientes, nosotros recibimos también una serie de beneficios y ¿Cuáles son?

A decir de la periodista Ana Ribera (Molinos, http://culturacientifica.com/2015/05/28/5-beneficios-que-aporta-la-divulgacion-a-los-cientificos/), nosotros también recibimos beneficios de la divulgación, como son:

  • Cambio de perspectiva, es decir, mirar la situación con los ojos del paciente a fin que la fuerza de la costumbre no nos haga dar la información de modo incompleto o inadecuado.
  • Aprender otro lenguaje. La ciencia tiene su propio lenguaje, pero no suele ser el más adecuado para comunicar con el paciente, por ello hemos de aprender nuevas maneras de expresarnos sin faltar a la verdad.
  • Aprender otra manera de narrar, aquí no hablamos del lenguaje, sino del modo de expresarlo, contarlo de modo que al paciente le resulte familiar y pueda recordarlo y reproducirlo en futuras ocasiones.
  • Recibir feedback inmediato, el cliente reconoce que se le proporcione información sobre su salud.
  • Interrelaciones, podemos conocer mejor al paciente y con ello establecer una relación que puede ser duradera en el tiempo (fidelizar) y generando confianza en el paciente hacia un profesional de garantía como es el (su) farmacéutico que a la vez funcione como altavoz para que otros acudan a nosotros buscando información completa y fidedigna (crear imagen y aumentar la clientela).

 

Autora: Elena Sáiz 
Farmacéutica Comunitaria. Farmacéutica sustituta en Oficina de Farmacia de Barcelona.
Licenciada en Farmacia en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) y Máster en Nutrición y Salud Publica por la UOC (Barcelona).
Enamorada de mi profesión. Más de 25 años en el mostrador haciéndo farmacia con ciencia a conciencia.
Divulgando ciencia con el grupo «Pantomaka» en @Pantomakabcn y pantomaka.wordpress.com

Fecha de la última modificación11/12/2018

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