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Podríamos iniciar este post con una famosa reflexión de Paulo Coelho: “Escoger un camino, significa abandonar otros. Si pretendes recorrer todos los caminos posibles, acabaras no corriendo ninguno”. Nos viene como anillo al dedo, para analizar los métodos que tiene la Agencia Tributaria para “seleccionar” a los contribuyentes que deben ser controlados de una forma personalizada.
Esto se hace mediante dos departamentos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), el de gestión tributaria, que se dedica a comunicarse de una forma más o menos masiva con determinados colectivos y los somete a un chequeo de sus obligaciones tributarias mediante la solicitud de su contabilidad (a veces también facturas) buscando posibles discrepancias con las cifras consignadas en la declaración de renta correspondiente. Para más info consulta la entrada Requiere… que algo queda.
El segundo departamento, inspección tributaria, utiliza unos criterios de selección, aparentemente más rigurosos y selectivos, que intentan dirigir esfuerzos, hacia posibles nichos de fraude que originen un mejor resultado final a las investigaciones realizadas. Como casi todo en la vida, es un tema de costes. En más de una ocasión, hemos hecho referencia a los sistemas denominados “Zújar de contribuyentes” (etimológicamente este pueblo de Granada tiene el significado de roca inexpugnable) que interrelacionan diferencias variables informativas del contribuyente (vehículos, transmisiones de inmuebles, percepciones de renta, etc.) originando lo que se denomina como listado de contribuyentes “cargados en inspección”.
No será la primera ni la última vez que un actuario (inspector de hacienda) nos comenta que, si fuera por él, el contribuyente que “le ha tocado” inspeccionar, no habría sido seleccionado. Motivos seguros tendrá, cuando es él/ella el encargado/a de trajinar todo el procedimiento de la inspección.
Cuantas veces hemos reflexionado sobre los frutos que daría una investigación sobre bolsas de fraude fiscal en contribuyentes inexistentes en el gran hermano de Hacienda. Pero, evidentemente, es más fácil, estrujar al empresario (en nuestro caso farmacias) que mal que bien, va presentando sus obligaciones tributarias ante el fisco.
Parece que los esfuerzos por parte de las autoridades fiscales por mostrar a los contribuyentes la transparencia de los datos de recaudación impositiva, nos ofrecen a veces, algún que otro sinsabor tributario. Sin ir más lejos, desde el pasado 18 de diciembre, se encuentra disponible en la web de la Agencia Tributaria un nuevo documento denominado Estadística Cuentas Anuales Consolidadas del Impuesto sobre Sociedades.
En dicho documento, se ofrecen datos sobre lo que tributan de forma efectiva tanto las pequeñas, como las medianas y grandes empresas. El debate está servido, ya que no existe una relación de progresividad sobre el nivel de facturación o beneficio, sino que se dan situaciones que derivan una mayor tributación por parte de las pymes que por las grandes compañías.
Además, en estas épocas navideñas nos enfrentamos a una “fiscalidad glacial” que, lamentablemente, no nos muestra la estrella de nuestro particular portal de Belén “tributario”.
Felices fiestas para todos.
Juan Antonio Sánchez
Economista Asesor Fiscal. Colegiado 7654
Socio director TAXFARMA
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