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En muchas ocasiones, en el mostrador de la farmacia miramos pero no vemos. Vivimos y trabajamos con «el piloto automático».
Nuestro día a día está lleno de actividades cotidianas que realizamos de manera inconsciente, sin pararnos a pensar. por ejemplo, piensa en el recorrido que realizas cada día para ir de tu casa a la farmacia. Como te lo sabes de memoria, apenas prestas atención al itinerario. Sin embargo, en ese camino que realizas cada día has dejado de ver muchos detalles por no prestar atención. Y es que aunque te cueste creerlo, existen detalles por los que pasas delante todos los días y que no ves. Y este ejemplo que sucede en el día a día de tu vida cotidiana también ocurre en el mostrador de la oficina de farmacia.
Preguntas para reflexionar
Párate a reflexionar sobre estas dos preguntas:
¿Cuántas veces has salido de la rebotica al mostrador sin recordar a quien estabas atendiendo?
¿Cuántas veces has entrado del mostrador a la cajonera y al llegar a ella no recuerdas qué es lo que ibas a buscar?
Esto sucede cuando trabajas sin pensar. Automatizas una acción y la ejecutas de memoria y no de forma consciente. En estos casos es cuando en el mostrador miramos pero no vemos.
Empieza a mirar y ver en el mostrador
En esta entrada te propongo que empieces a tomar conciencia de todos y cada uno de los detalles que percibes desde el mostrador. El primer paso es empezar por mirar y ver, el cual te ayudará a detectar las necesidades que tienen tus pacientes. Así pues, te recomiendo empezar por mirar a los ojos de tus pacientes y prestar atención a todo lo que dicen.
A través de la mirada podrás ver si tu paciente está receptivo o incluso lo que siente (timidez, desconfianza o culpa son los motivos por los que una persona no establece contacto visual directo con otra persona). Aquellos que no quieran consejo evitarán establecer un contacto visual. Por lo contrario, quienes te miren a los ojos te demostrarán su confianza, su seguridad y su claridad. Serán personas receptivas y dispuestas a escucharte.
De este modo, sólo con la mirada ya podrás saber quien es receptivo de recibir un consejo, pero además, si miras a los ojos de tus pacientes, también podrás observar el contorno de sus ojos y todo lo que nos dicen de la salud de cada uno de ellos.
Como bien sabes, la piel que conforma el contorno de los ojos es extremadamente fina. Concretamente, es cinco veces más fina que la del resto de la cara, que a su vez es cinco veces más fina que la del resto del cuerpo. Es decir, la piel del contorno ocular es diez veces más fina que la del resto del cuerpo.
Esta piel tan fina permite que a través del contorno de los ojos podemos ver lo que le está ocurriendo por dentro, adelantarnos y conocer más del paciente que tenemos delante. Conocer sus necesidades presentes y futuras. Mucho más allá de la estética donde tenemos miles de productos que ayudan de forma dermatológica a tratar estos problemas.
¿Qué te dice el contorno de los ojos de tus pacientes?
Mirando a los ojos de tus pacientes y observando con detenimiento el contorno de sus ojos podrás detectar las diferentes alteraciones, cada una de ellas relacionada con determinadas patologías que puede tener, diagnosticadas o no, tu paciente. Las principales a las que deberás prestar atención son:
– Bolsas.
– Ojeras.
– Arrugas.
– Párpados hinchados.
– Párpados rugosos.
– Párpados amarillentos.
– Párpados con algún bulto de grasa.
Como ves, son muchos los detalles que puedes detectar prestando atención a la mirada de tus pacientes. Así que te animo a que a partir de ahora les mires a los ojos prestando también atención a su contorno. ¡Verás todo lo que puedes saber a través de ellos!
Carmen Fernández
Farmacéutica, fundadora y directora de la empresa de Coach Farmacia.
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