Abordaje y prevención del consumo de alcohol en menores en la farmacia (segunda parte)

Escrito por: ANTONIO BUSTO
25/04/2019

A medida que cumplimos años los granos de arena parecen caer mucho más rápido. Esta percepción, a la inversa entre los jóvenes, les hace parecer inmunes al paso del tiempo y parece que también a los excesos en los consumos. Quizás sea el mito principal, pero ser joven no significa ser indemne a las patologías provocadas por el consumo de la droga social por excelencia. Hoy trataré de derribar algunos de ellos. Un joven no presentará una cirrosis hepática el primer día, pero seguro que el alcohol le afecta desde el primer vaso ya que:

  • Interfiere en el desarrollo del cerebro durante esta etapa.
  • Afecta al hipocampo, que es la zona cerebral relacionada con la memoria y el aprendizaje.
  • En los casos en que el consumo produce resaca o síndrome de abstinencia, además también afecta al área relacionada con la planificación de tareas.

 

Mitos vs realidad

Somos responsables de la información que damos, a los jóvenes y a su entorno familiar. No hay excusa para no salir detrás del mostrador, con la ayuda de todos los canales de comunicación de que disponemos hoy en día, en las redes sociales y allí donde se encuentren nuestros pacientes. Debemos encontrar, perseguir el mito y desterrarlo, ofrecer recomendaciones para el consumo y comentar los beneficios que se obtienen con su reducción.

  1. Mezclar alcohol con bebidas energéticas no reduce ni la alcoholemia ni la borrachera y puede provocar graves problemas.
  2. Importa la cantidad de gramos de alcohol consumidos, no si es a través de bebidas fermentadas o destiladas o si tienen menor o mayor graduación.
  3. Mezclar cerveza, vino y licores NO emborracha más que beber un solo tipo de bebida alcohólica. El estado de embriaguez depende de la proporción de alcohol que circula en sangre después de beber una cantidad determinada de alcohol y es lo que determina la tasa de alcoholemia.
  4. El alcohol NO aumenta la excitación sexual. Puede provocar desinhibición y hacer que estés más predispuesto a mantener relaciones, pero puede reducir la excitación y la potencia sexual, haciendo que las relaciones sean menos satisfactorias y menos conscientes.
  5. Quien está más acostumbrado a beber, NO se emborracha menos. El consumo abusivo desarrolla tolerancia y se necesitan cantidades mayores para producir los mismos efectos. Se hacen menos evidentes los signos de la borrachera, pero va a presentar el mismo grado de alcoholemia en sangre.
  6. Tomar aceite antes de beber NO protege. El aceite crea una película protectora pero que no cubre toda la superficie de absorción del estómago e intestino por lo que el alcohol llega igualmente a la sangre y no supone una reducción en el nivel de alcoholemia. Si comemos retrasamos el vaciado gástrico y la absorción, pero una vez se absorbe el grado de alcoholemia es el que corresponde a la cantidad de alcohol ingerido.
  7. Ni la tónica ni los antiácidos ayudan a reducir la alcoholemia. Aunque puedan reducir el malestar provocado por la mezcla de sabores o por las náuseas y los vómitos no permiten recuperar antes la sobriedad.
  8. Una ducha fría o un café despejan, pero NO permiten reducir la cantidad de alcohol en el organismo. Estar más despierto o despejado no significa estar menos ebrio.
  9. Mascar chicle, mantener en la boca granos de café, tomar ese líquido fabuloso comprado online, o soplar de determinada manera NO engaña al alcoholímetro. Además, tratar de engañar a un agente o negarse a pasar la prueba es una falta grave tipificada. Si no se ha bebido no hay nada que temer y si se trata de un falso positivo hay otras formas de alegar y defenderse.
  10. Dejar de beber cuando se acerca la hora de conducir es un hábito muy peligroso y desgraciadamente una práctica habitual entre los jóvenes. Es importante saber que la tasa más alta de alcoholemia, se da aproximadamente una hora después de haber consumido bebidas alcohólicas.
  11. Beber alcohol el fin de semana SÍ produce daños. Insistimos en que el patrón de consumo determina el daño para el organismo. Influyen la cantidad y la intensidad. A mayor cantidad en menor tiempo peor. Además, está el riesgo a largo plazo, ya que de convertirse en un hábito el joven dejará de divertirse sin consumir y sufrirá los daños a largo plazo los indicados en la anterior entrada.
  12. El alcohol NO es un alimento, contiene calorías vacías, NO es un nutriente y aumenta la producción de grasa en el organismo. Tampoco es bueno para el corazón de forma genérica, una cosa es que su consumo moderado disminuya el riesgo de padecer patologías de corazón, pero estos beneficios no aparecen en todas las personas ni en todos los casos. Por tanto, no tienen una relación de causalidad. De hecho, el consumo suele estar asociado al de otro tipo de drogas como el tabaco, pero también está relacionado con la rigidez arterial, siendo uno de los marcadores más importantes de riesgo cardiovascular.

 

Interacciones medicamentosas

El consumo interfiere en el crecimiento y es mucho mas difícil de metabolizar en un cuerpo en desarrollo. Por la misma razón, la incidencia de interacciones medicamentosas adquiere gran relevancia en este grupo de edad. Como cualquier otra sustancia que se absorbe en nuestro organismo y pasa al torrente circulatorio, sufre primer paso hepático y reacciones de transformación que determinan su efecto. Aquí es donde nuestra figura es más relevante a fin de detectar y prevenir adicciones a edades tempranas, pero también reacciones indeseadas de algunos medicamentos.

Así pues, el alcohol puede modificar el efecto de los medicamentos y alterar su metabolismo por causa cinética, competitiva, farmacológica o bioquímica. Si el consumo es crónico, por la inducción de enzimas hepáticas que origina una pérdida o disminución de los efectos de los fármacos y que explica fenómenos como la tolerancia, pero también de forma aguda por su inhibición. En este caso, se puede prolongar su actividad y/o la aparición de efectos adversos por un aumento de la concentración.

  • Una ingesta aguda de alcohol potencia el efecto de algunos anticoagulantes, al contrario que una ingesta crónica con los dicumarínicos, en la que se ve reducido el efecto.
  • A su vez, la ingesta aguda de alcohol, también induce enzimas que aumentan la biotransformación de antidiabéticos orales causando una potenciación del efecto hipoglucemiante y disminución del efecto y la aparición de tolerancia en el consumo crónico. Con insulina potencia el efecto hipoglucemiante por disminución de la gluconeogénesis.
  • Cefalosporinas, ketoconazol o metronidazol aumentan el efecto del alcohol o del acetaldehído al inhibir su metabolismo. El alcohol también aumenta la biotransformación de las penicilinas.
  • Con el acido acetilsalicílico pueden aparecer lesiones en la mucosa gástrica y aumento del tiempo de las hemorragias y la hepatotoxicidad. También aumenta el riesgo de hepatotoxicidad por el metabolito del paracetamol.
  • Con alopurinol el etanol interfiere aumentando el acido úrico en sangre y puede potenciar el efecto de hipotensores e hidralazina y aparecer hipotensión postural.
  • El uso de benzodiazepinas de acción corta con bebidas alcohólicas desencadena un mecanismo, en ocasiones fatal, que no se acompaña de niveles letales de ninguna de las dos sustancias pero que produce un efecto fármaco-dinámico potenciado por ambos.
  • Se produce una mayor alteración psicomotora, aumenta el riesgo de depresión respiratoria y del SNC con ansiolíticos, antihistamínicos H1, barbitúricos y opiáceos. Con antihistamínicos H2, como la cimetidina, se ven potenciados los efectos del alcohol.

 

Antonio Busto Cuíñas

Farmacéutico y Toxicólogo Forense

Número de colegiado: 2952 

 

Fuentes:

CIM y Departamento de Comunicación del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña.

Fundación Alcohol y Sociedad y Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Guía de intervención del farmacéutico en la prevención del consumo de alcohol en menores de edad.

Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. Guía sobre drogas.

 

Para saber más:

National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIH). Reacciones adversas al mezclar bebidas alcohólicas con medicamentos.

Fundación Alcochol y Sociedad, Consejo General de Colegios Oficiales deFarmacéuticos (CGCOF). Guía de intervención del farmacéutico en la prevención del consumo de alcohol en menores de edad.

González-González, Juan & Zuñiga, Oscar. (2016). Interacciones entre Fármacos y Etanol. Salud y Administración. 2. 61-64. Disponible en este enlace.

Fecha de la última modificación29/04/2019

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