Mi primer año en Suecia en tiempos de Coronavirus

Mi nombre es Raquel, soy una farmacéutica canaria de 30 años viviendo y trabajando en Suecia. Hace un año hice una publicación hablando de mis primeros meses en este país ejerciendo la profesión, y hoy estoy aquí, un año después, para relatar un poquito más sobre esta experiencia durante estos tiempos de incertidumbre.

Mi opinión con respecto a los suecos no ha cambiado demasiado, aquí en el norte la gente es muy amable y siempre llegan a la farmacia con una sonrisa. El 90% de las veces son personas agradables, alegres y suelen ser bastante agradecidos cuando les das un buen consejo. Siempre te encuentras de todo, como en cualquier lado, pero aquí es como que los ciudadanos están agradecidos de que haya gente de todas partes ya que no es un sitio muy poblado, el pueblo en el que vivo tendrá poco más de 18 mil habitantes.

Me preguntan mucho de dónde soy, por qué estoy aquí (ésta es una pregunta que me hacen muchísimo ya que ellos adoran Canarias y no logran entender que haya decidido venirme desde allí, cuando ellos lo ven como un paraíso), y sobre todo siempre tienen palabras amables diciéndome que hablo muy bien el idioma para el poco tiempo que llevo aquí. Lo cierto es que eso es algo que la verdad agradezco, ya que yo sigo oyéndome extraña con este idioma.

¿Cómo ha sido la pandemia de Covid-19 en Suecia?

Para hablar un poco sobre la situación actual en este país en tiempos de pandemia, lo cierto es que aquí realmente no se han preocupado demasiado por las restricciones. Al principio sí que es cierto que cerraron colegios y prohibieron reuniones masivas y demás como en todas partes, pero yo nunca he visto un parón como tal. Los comercios siguieron activos, si acaso los bares y restaurantes con restricciones de horarios para servir bebidas alcohólicas, pero poco más.

El tema mascarillas lo siguen teniendo como una recomendación, lo cierto es que un 40-50% de los que entran a mi farmacia las llevan, pero tampoco es algo obligatorio. Al principio sí que noté que la gente se volvía un poco paranoica, buscando geles hidroalcohólicos que no se conseguían y guantes de plástico, etc. Varias veces incluso llegué a ver a clientes con mascarillas de gas, de estas que parece que salen de una película de terror. Pero la verdad es que, hoy por hoy, no se ve tan exagerado. Siguen usando muchísimo el tema de los guantes de plástico y tienen carteles con el número de personas permitidas en los locales, pero la verdad, poco más. Todo se reduce a recomendaciones.

¿Cómo he vivido la pandemia de Covid-19 en Suecia?

No os voy a mentir cuando os digo que vivir aquí no es algo sencillo, sobre todo aquí arriba. El invierno que he pasado ha sido bastante duro, llegando a mínimas de -25ºC y sin apenas nada de luz durante el día. A eso súmale que a veces el sistema de autobuses no funciona debido a las nevadas, e ir al trabajo andando en estas circunstancias no es una tarea agradable. Además, debido a las nuevas restricciones impuestas por España, a mi familia no la pude tener aquí durante las Navidades ya que era inviable pagar más de 300€ solamente en PCR para regresar a casa. Así que bueno, no fue una época agradable entre una cosa y la otra.

Afortunadamente tras el paso de los meses la luz ha vuelto, la nieve prácticamente se ha ido y empiezan a subir un poquito las temperaturas, y el verano está a la vuelta de la esquina, con la esperanza de que abran las fronteras con los países vecinos para poder darme alguna que otra escapada.

Mi recomendación si te estás planteando vivir una experiencia similar

Para todos aquellos que os estéis planteando vivir una experiencia similar, lo primero que debéis de tener en mente es que echaréis de menos España, sí o sí. Es cierto que el sueldo no tiene punto de comparación, lo que cobras aquí en un mes lo cobras allá en dos, el alquiler aquí arriba no es tan caro y la comida pues tampoco es para nada algo exagerado. Si te apañas bien, puedes ahorrar un buen pellizco en poco tiempo. La luz es muy barata, no se paga calefacción y el agua va incluida en el alquiler, así que los gastos en general no son demasiados. Es una buena opción para ahorrar algún dinero.

Pero lo cierto es que el nivel de vida social aquí es prácticamente nulo, sobre todo en esta zona del país. Los comercios cierran todos muy pronto y el frío a veces no te deja disfrutar de un paseo o de tomarte algo en alguna terraza. Las reuniones con amigos se limitan a hacerlas en casa sobre todo en invierno, y la falta de luz o el mal tiempo tampoco hacen que te apetezca demasiado salir a veces.

Sin embargo, es una experiencia que realmente recomiendo. Por primera vez tuve la oportunidad de ver una aurora boreal, y lo hice desde el ventanal de mi salón. He visto la nieve en cantidades industriales, cosa que en Canarias jamás habría podido ver, he visto alces, renos sueltos por el camino, amaneceres increíbles y he sentido el mayor frío del mundo con las mejores vistas al mismo tiempo. Una vez incluso se me empañaron las gafas y a los dos segundos se había formado hielo en los cristales.

Hace algunos años ni me habría imaginado a mí misma haciendo lo que hoy en día hago. No me veía capaz, hablando otro idioma totalmente distinto con más o menos fluidez, manejando el programa informático prácticamente a la perfección cuando al principio me parecía súper complicado, resolviendo todo tipo de problemas sin ni siquiera dominar a la perfección el idioma, llamando a los médicos para cambios de dosis o preguntas sobre las interacciones. Si me volvieran a ofrecer esta oportunidad probablemente hubiera elegido lo mismo.

Mi crecimiento personal en este último año

No ha sido una buena época por el tema de que es siempre complicado el tema de regresar a casa por el tema vuelos, las PCR y las restricciones para viajar, pero al mismo tiempo he podido evadirme un poco de esta extraña situación. Ha sido y está siendo sobre todo un tiempo para encontrarme a mí misma, de valorar las cosas que antes no valoraba, de ver las cosas de las que soy capaz, de ver lo fuerte que puedo llegar a ser, y de tener claro que es lo que quiero de verdad.

Después de algún tiempo mi idea es regresar a casa. Mi intención siempre fue quedarme aquí un tiempo determinado, tengo un buen horario y si todo sale bien, volveré a intentar el FIR, que siempre fue mi sueño. Sé que será duro puesto que trabajar y estudiar todos sabemos que es prácticamente imposible, pero las posibilidades nos las marcamos nosotros. Y yo mejor que nadie sé que si se quiere, se puede.

Espero que con este pequeño relato de mi experiencia os anime a muchos de vosotros a tomar decisiones que os lleven a vivir vuestras propias aventuras, porque merece la pena tener siempre algo que contar. Al final es lo único que nos llevaremos con nosotros.

Un saludo desde la Laponia sueca,

Raquel Cárdenes,

Farmacéutica.

Fuente de la imagen: Freepik

Fecha de la última modificación: 31/05/2021